El envejecimiento es una situación biológica normal, progresiva e irreversible, aunque difiere en la forma en cómo afecta a cada persona e incluso a los diferentes órganos.

Nuestra esperanza de vida aumenta y la necesidad de vivir de manera independiente, con buena salud física y mental, y con la máxima funcionalidad debe ser un objetivo de vida.

¿Qué es la funcionalidad?

La funcionalidad es la capacidad que tenemos las personas para desenvolvernos en nuestro entorno y realizar autónomamente nuestras actividades de la vida diaria (AVDs), permitiéndonos ser y hacer lo que deseamos.

Cuando la capacidad funcional disminuye, entramos en una etapa de fragilidad, que según los casos, es potencialmente evitable, reversible o de curso modificable.

Es el momento de intervenir con acciones preventivas de gran impacto, acorde a una estrategia global de promoción de un envejecimiento activo que aumente la “esperanza de vida siendo autónomo”.

¿Qué es la fragilidad?

La fragilidad es un incremento de la vulnerabilidad a estresores de baja intensidad, que nos sitúa en riesgo de pérdida funcional y que nos predispone a eventos adversos de salud.

Se considera un estado de pre-discapacidad en personas mayores sanas y su importancia radica en que se centra en la funcionalidad y no se focaliza en el diagnóstico de enfermedad.

¿Qué provoca la fragilidad?

  • La inactividad física, es un elemento primordial que genera un estado físico inadecuado y condiciona negativamente el estado cardiovascular, la resistencia insulínica y el deterioro músculo-esquelético provocando pérdida de masa muscular, (sarcopenia).La sarcopenia no solo produce pérdida de fuerza, repercute en la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio. Estos aspectos pueden desembocar en un aumento de efectos adversos como caídas, fracturas, discapacidad y mortalidad.

  • La inactividad mental, la cual puede generar una reducción en nuestra agilidad mental a la hora de enfrentarnos por ejemplo a las tareas cotidianas; además, puede acelerar los procesos de deterioro cognitivo y desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

¿Qué colectivos pueden sufrir la fragilidad?
¿A quiénes ofrecemos nuestros tratamientos?

  1. Personas mayores sanas
  2. Personas mayores con enfermedad crónica y/o con discapacidad, sin alteración funcional
  3. Personas mayores con enfermedad crónica y/o con discapacidad, y frágil
  4. Personas mayores con enfermedad crónica y/o con discapacidad, en situación de dependencia
  5. Personas mayores con enfermedad crónica y/o con discapacidad, en situación al final de la vida